Ser lo que quiero ver…


La vida nos da una lección he aquí su moraleja.

Al llegar a esta etapa de la vida, el león ya no puede cazar, no puede matar ni defenderse. Vaga y ruge hasta debilitarse, entonces, será rodeado por las Hienas, mordisqueado y devorado. Ni siquiera lo dejarán morir para ser desmembrado.

La vida es corta, lo que sucede con el león, sucede también con nosotros los humanos.

No siempre seremos jóvenes
No siempre seremos los más fuertes.
No siempre estaremos en la cima.
No siempre seremos el jefe.
No siempre seremos el rey de la selva o rey de la vida.

Mientras la vida nos dé oportunidades, seamos humildes. Porque tarde o temprano, la vida nos pasará factura y vamos a cosechar justamente lo que sembramos.

El umbral de nuestra vida siempre vendrá.

Mira cómo vas y enmienda tu vida, aún estás a tiempo.

Autor: Desconocido


Tony Kroos


———SABÍAS QUE:———

El CEO del Bayern Munich, Rummenigge, le dijo a Toni Kroos: «No te pagaremos más de 10M € al año. No eres un jugador de clase mundial. »

Toni Kroos se estaba quedando sin contrato en 2013/14. Le ofrecieron menos de 10 millones de euros al año en un nuevo contrato que era menor al de Mario Gotze. Pep Guardiola hizo todo lo posible para mantenerlo, pero no pudo hacer mucho con el desacuerdo entre la directiva y el jugador. Fue ofrecido al Barcelona dos veces por su agente, lo cual Luis Enrique rechazó ambas veces y eligió a Rakitic.

Mientras Florentino Pérez compró a James, Ancelotti pidió a Toni. 45.000 fans asistieron a la presentación de James, mientras que solo 8000 aparecieron a la presentación de Kroos.

Gracias a Rummenigge y Luis Enrique por permitir su paso al Real Madrid. Y como dijo su agente, «El robo del siglo. «8 años del tímido francotirador alemán.

Uno de los jugadores más consistentes que ganó todos los trofeos posibles y fue parte del éxito del Real Madrid de los últimos años.

¡Uno de los mejores jugadores de nuestra generación, Toni Kroos! 🇩🇪


José Luis Mendilibar. 10 claves como entrenador.



FERNANDO RUIZ

21/03/2023

Aquí repasamos diez frases que pueden resumir grosso modo su estilo de juego:

Fútbol directo

«Quiero finalizar, no jugar para tener solamente la pelota. Me gusta el fútbol agresivo, que busca atacar siempre y que se juega en campo contrario».

Juego vertical

«A mi eso de volver a tocar hacia atrás una vez has superado una línea rival… me chirría. Quiero jugadores que puedan encarar».

Los interiores en su esquema

«Desde David Silva (Eibar) y Víctor Rodríguez (Valladolid) no los uso más allá de algo puntual. No porque no quiera, ¡porque no los encuentro! A mí es que los interiores no me interesan. Tener a dos jugadores que no meten muchos goles, que no defienden demasiado y que parece que están pero aparecen para cosas bonitas no me interesa».

La importancia de los balones divididos

«Quiero que cuando hay un centro lateral, uno de mis dos mediocentros cargue el área y el otro se acerque para ganar la segunda jugada. Si no jugamos con doble punta, el mediapunta tiene que ir. No quiero que el rival gane el rechace».

Riesgo cero y lejos del área

«Los riesgos los tomas siempre, defiendas a 60 metros o a 30. Hay que saber qué riesgos son más comprometidos, pero yo prefiero que todo pase lejos».

Un esquema muy claro

«Jugar por fuera, sacar el balón rápido al lateral o al extremo y centrar rápido sin esperar a llegar a línea de fondo. Escucho a comentaristas decir que el 4-3-3 tiene superioridad en el centro del campo contra el 4-4-2. ¡Cómo si esto fuese un futbolín! El fútbol es movimiento».

Presión inteligente

«Es que si le digo a mi extremo que baje 70 metros persiguiendo al rival, cuando la recuperamos ve la portería lejísimos. ¡Esto deprime al jugador! ¿Para qué están mis mediocentros? Para bascular. Igual que mis centrales. Yo no quiero defender el centro lateral, quiero evitar que centren».

Convencer al futbolista

«El jugador necesita pruebas. Ver que lo que dices en el vestuario y entrenamientos, sirve. En un partido de pretemporada se tiene que ver lo que estás explicando, porque aunque les seduzca lo que les propones necesitan ver que funciona para lanzarse de cabeza a la piscina».

Cantidad o calidad

«Cantidad. Si meto 15 centros al área sé que no los remataré todos, puede que solo cuatro de ellos. Pero si de los 11 restantes gano siete rechaces estando cerca de la jugada, defendiendo hacia adelante, ya son 12 ataques de los 15 intentados. Parece que si no es un centro a la cabeza de alguien es rifarla, igual que cuando despejas. No todos podemos defender con balón; para eso se necesita mucha calidad».

Defender sin faltas

«Sí, no me gusta que hagan falta porque eso le da una ventaja al rival. Les das la pelota y te la pueden meter en tu área o volver a jugar. Aunque quienes más hacían esa falta eran los delanteros, los cabrones. Las hacían para no seguir corriendo, preferían cortar la jugada antes que bascular. La falta del vago».


JÜRGEN KLOPP


Liverpool, 2015-Presente

El Perfil:

Jürgen Klopp es ahora no solo el último entrenador que le ha negado el triunfo al Bayern de Múnich en la Bundesliga, sino que se ha convertido en el primer director técnico que lleva al Liverpool a coronarse por primera vez como campeón de la Premier League, destronando al Manchester City, equipo considerado previamente como el mejor que se haya visto en la historia de la competencia. Desde que sustituyó a Brendan Rodgers en 2015, Klopp ha transformado rápidamente al club, llevándolo a dos finales consecutivas en la Champions League (ganando la segunda, en 2019), el título en el Mundial de Clubes y logrando el tan largamente esperado triunfo en la división de honor del fútbol inglés.

Su reclutamiento de Mo Salah, Andy Robertson, Virgil van Dijk y Alisson Becker ha sido tan importante como admirable y también ha desarollado el talento de Trent Alexander-Arnold y Joe Gomez, y reinventado a Roberto Firmino y Jordan Henderson.  “Cuando Jürgen Klopp fue nombrado como entrenador del Liverpool, dije que todos deberíamos asegurarnos bien el cinturón porque lo que vendría sería una montaña rusa”, dijo Kenny Dalglish, el último entrenador que llevó a los Reds al título en la máxima categoría del fútbol inglés. “Bueno, ciertamente lo ha sido. Ha revitalizado este magnífico club de fútbol y ha significado una bocanada de aire fresco. Es el triunfo lo que cuenta”.

Estilo de juego:

Cuando Klopp llegó a Anfield, el Liverpool utilizaba más consistentemente un 4-2-3-1, construido sobre un doble pivote en mediocampo. Aplicaban la contrapresión preferida por el entrenador alemán – sus cuatro atacantes encabezaban regularmente la presión tras pérdida, aplicada con una gran agresividad – y por lo tanto planteaba su mayor amenaza en las transiciones.

Lo que se ha visto desde entonces es una gradual evolución que ha transformado al Liverpool no solo en un equipo capaz de ganar la Champions League y su primer título en la Premier. El cambio más significativo ha sido en torno a la variedad de su juego de posesión de su 4-3-3 desde el comienzo de la temporada 2018/19. Los Reds siguen siendo extraordinariamente efectivos en las transiciones, pero se han vuelto cada vez más capaces de dominar la posesión.

Utilizar a Robertson y Alexander-Arnold como laterales altos ha contribuido a que Sadio Mané y Salah puedan operar en zonas interiores, donde se combinan con el igualmente influyente falso ‘9’ Firmino. El internacional brasileño ha crecido en su juego al retrasar su posición (abajo) para crear superioridades dentro del mediocampo y facilitar el juego combinativo. Los ataques de Robertson y Alexander-Arnold son cubiertos por los centrocampistas, quienes también trabajan para apoyar a los defensas centrales en la construcción de juego desde atrás.

El equipo había alcanzado la sexta Copa de Europa, pero el título de la liga inglesa seguía siendo la gran tarea pendiente, así que Klopp exigió que su equipo volviera a evolucionar. Desde entonces desarrollaron un comportamiento asimétrico que incluye el desdoble más avanzado de Robertson para aprovechar su capacidad de tener la posesión en sus avances, y con Alexander-Arnold centrando desde una posición más retrasada con su gran variedad de envíos.

Por consiguiente, Mané se ha desplazado permanentemente hacia el canal izquierdo, y Salah rota entre estar situado en banda para buscar la diagonal al centro y el posterior disparo con pierna izquierda o desarrollarse como delantero central cuando Firmino retrasa su posición.

Un cambio adicional puede verse en el centro del mediocampo. El volante derecho – más frecuentemente Jordan Henderson – tiene una mayor libertad de avanzar para desdoblarse por delante de Salah (abajo) o para dar apoyo a Firmino. Mientras, el volante izquierdo sigue dando prioridad a la cobertura de Robertson, y formando un doble pivote con el mediocentro defensivo titular– normalmente Fabinho – por detrás de la primera línea de presión.

Más allá de toda su visión y flexibilidad, y el hecho de que gran parte de su reputación está construida sobre su carisma y la presión tras pérdida que desde hace tiempo ha sido sinónimo de su tipo de fútbol, el sello de la dirección de Klopp es quizás su capacidad de lograr dar equilibrio a equipos desbordantes en calidad ofensiva, como así ha sido en el Borussia Dortmund y el Liverpool. Cada posición en el campo es ocupada por un jugador que es capaz de contribuir en el último tercio de campo.

También las piezas en defensa. La precisa distribución de juego del portero Alisson tiene la misma probabilidad de desencadenar un contragolpe como de crear la primera parte de una acción en profundidad desde atrás. Van Dijk representa una importante amenaza área a balón parado, y su compañero en el centro de la zaga, Joe Gomez, tiene la habilidad de enviar largos y precisos saques de banda. Acompañados estos por Robertson y Alexander-Arnold, quizás la mejor pareja de laterales ofensivos del mundo.

Más adelante, si el Liverpool juega con un solo pivote en medio campo, Fabinho o Henderson, tiene la visión y la capacidad de filtrar balones entre líneas para ofrecerse después en carreras avanzadas. Los volantes juegan de manera consistente, conjugando energía con velocidad y en constante movimiento para crear espacios para los jugadores que tienen a su alrededor.

Fase defensiva y presión:

La presión tras pérdida del entrenador alemán siempre ha representado una herramienta de ataque que busca realzar la potencia de sus equipos, en vez de simplemente intentar fortalecer su defensa o tomar posesión del balón. Defensivamente, el Dortmund era un equipo sólido cuando formaba un bloque bajo que invitaba al rival a ir hacia delante y, desde zonas más retrasada que lo visto más frecuentemente en el Liverpool, atacar los espacios que dejaba el rival.

Esa presión tras pérdida se centraba en recuperar la posesión en posiciones avanzadas; cuando el rival desarrollaba el ataque, y por lo tanto, era más vulnerable y dejaba más espacios. Al dar prioridad en la presión al portador del balón (arriba), los equipos de Klopp ofrecen diferentes dinámicas en la presión que implican acorralar e intimidar con varios jugadores y su energía, lo que a menudo cierra las posibles ayudas al portador del balón.

Planteamientos más habituales incluyen concentrarse en intercepciones y generar situaciones para forzar el error del rival o presionar con agresividad y un deseo de encarar duelos directos con jugadores. A todo esto, el Liverpool ha introducido un elemento adicional ofensivo alrededor de esa presión tras perdida. El equipo se ha vuelto especialmente acertado en asegurar la recuperación del balón después de que un pase directo en el que el rival ha conseguido el primer contacto, algo que ha demostrado tener impacto contra oponentes que permanecen en un bloque bajo, y aquellos que sobresalen en construir juego bajo presión.

Como estrategia defensiva, Klopp también ha alentado una presión más alta (arriba), más allá de su enfoque de presión tras pérdida, que se basa en el mantenimiento de la presión contra rivales que prefieren una salida en corto desde atrás.

Si bien la plantilla del Liverpool tiene jugadores capaces de aplicar un bloque bajo estable, su presión alta se ha vuelto más habitual y más exitosa. En esta situación, los extremos presionan por dentro a los centrales rivales y, de ser necesario, también al portero. El delantero centro, por su parte, se retrasa para la vigilancia sobre el pivote en mediocampo rival y detrás de la línea de ataque los centrocampistas dan apoyo y marcan hombre a hombre. Una secuencia acompañada por los laterales, quienes permanecen listos para avanzar ante quienes tienen al frente. Como ya ocurrió en el Dortmund, este enfoque de presión a menudo restringe a sus rivales al juego por bandas.

Del mismo modo que la llegada de nuevos jugadores ha aumentado el potencial en el ataque, también les ha proporcionado una fortaleza defensiva muy destacada. Los futbolistas del mediocampo, como Fabinho, ofrecen la misma energía en ataque como en defensa, Alisson juega con seguridad cuando tiene que salir de la portería y Van Dijk tiene tanta autoridad en los duelos aéreos que se ha vuelto indispensable en el corazón de la defensa Red.


Roberto Olabe: «Cortar y pegar este proyecto en otro lado es imposible».


XURXO FERNÁNDEZ

El director de fútbol de la Real Sociedad reclama un debate global sobre los modelos formativos y subraya las peculiaridades del club guipuzcoano: «Cortar y pegar este proyecto en otro lado es imposible»

10 abr 2023 . Actualizado a las 15:48 h.

«El inicio de este club no puede ser nadie de los que estamos ahora —sostiene Roberto Olabe (Vitoria, 1967)—. Aquí hay dos momentos clave: 1951, cuando se crea el primer juvenil, y finales de los 50, cuando se decide hacer un segundo equipo. Esa fue la declaración de intenciones de lo que significa desarrollar jugadores». Fechas en las que se sentaron las bases de la Real Sociedad de hoy. Una entidad peculiar a nivel mundial, con la cantera como razón de ser. «Yo no tuve la suerte de formarme en ningún club profesional , y cuando llegué a la Real, mi único vínculo era el haber tenido de ídolo a Arconada. Un porterito como yo, con ese cuerpo escombro. Entonces, empecé a reconocer ciertas cosas: veía entrenar a algunos compañeros que no me parecían de calidad extraordinaria, pero llegaba el partido y eran animales competitivos. Cosas que me desataron una inquietud. De alguna manera, fui construyendo mi perfil. No hay solo perfil de delantero o de lateral derecho, también los hay de gestores o de entrenadores. Aquí se me dio la oportunidad de dejar el fútbol sin que el fútbol me dejara, porque pude coger el juvenil de División de Honor, y a partir de ahí desarrollar una forma de hacer y de ver».

—Muchos envidian el modelo de la Real. ¿Considera que es exportable?

—He estado en clubes en los que he tenido que firmar 17 jugadores o en los que cada año el objetivo forzaba muchos cambios. Y no me he sentido tan cómodo. Con los que más me he identificado es con aquellos en los que el objetivo está en el desarrollo del talento. He podido trabajar en Oriente Medio o en Sudamérica, ver otros procesos sociales, y eso te da un bagaje; y cuando llegas de vuelta tienes que contextualizar un modelo que ya existe, ponerlo en la dimensión que exige la élite. En mi primera oportunidad, el presidente estaba buscando un cambio de marcha que coincidía con un cambio generacional, de una generación que había pasado de Segunda a jugar en Europa: Aguirretxe, Bergara, Ansotegui, Xabi Prieto… Se trataba de asumir el cambio de ciclo y me pareció importante atender a cuatro ejes: aprovechar el modelo de identidad, entender las oportunidades que da el modelo de gestión, adaptar y modernizar el modelo de desarrollo y profundizar en el modelo de juego. Gestionar el egosistema, ese es el gran reto. Entender el espacio que corresponde a la afición, a nuestros clubes convenidos, comprender las peculiaridades de una sociedad anónima súper atomizada, en la que nadie posee más de un 2 %… Ahí aparece la idea de trabajar con un 80 % de chicos del territorio y un 20 % del resto del mundo. No es una política que excluye, sino incluyente. Guipúzcoa es una mina, la de un entorno sociopolítico de marcado carácter cooperativista, con elementos sociales como la cuadrilla o la sociedad gastronómica, con gente comprometida, honrada y esforzada… Cortar y pegar este proyecto para llevarlo a cualquier otro lado es imposible.

—Defiende que lo realmente único es el entorno.

—Todo pesa. Estuve en Almería y allí me resultaba muy complicado hacer entender a los juveniles que no era bueno entrenar a las once menos cuarto de la noche. Pero es que muchos no iban al colegio, sino que trabajaban en los mares de plástico, en la hortofruticultura, porque les daban 1.500 pavos en el año 2007. Cómo les iba a hacer entrenar a las siete de la tarde. Aquí la gente es militante, la sociedad te da un entorno competitivo muy particular. Cuando llego, intento darle una mirada diferente. Hacer un organigrama con unidades de desarrollo que vayan a generar un gran área de rendimiento que nos lleve al primer equipo. Aquí no pensamos en jugadores para el filial, pensamos en la demanda de la élite. Traemos jugadores para la Real Sociedad; porque queremos que el 60 % de nuestros futbolistas se hayan formado en la academia. Cualquiera que pasa tres años con nosotros es uno de los nuestros, no puede haber un proyecto más inclusivo. El chico no llega aquí hasta los 12 años; antes, se forma en los clubes convenidos, que tienen autonomía para ser nuestros ojos, hacer nuestra primera selección. Imagina el nivel de confianza que debe haber. Eso sube al mismo tiempo el nivel de compromiso. Mi intención fue la de ahondar en el desarrollo individual del jugador por encima de los equipos, porque estás formando futbolistas. La respuesta hasta ahora ha sido satisfactoria, pero esto no para y la demanda desde arriba es muy exigente, de élite. La élite no es salud, te pone en todo tipo de umbrales y tienes que preparar a los chicos.

—En Galicia, por ejemplo, no es ajeno ese sentimiento de identidad al que se refiere.

—Más allá de una cultura, aquí hay ciclos, y eso hay que tenerlo muy presente. Habrá malos ciclos y tendrás que pasarlos apretando el culo a la silla, sin perder de vista lo que eres. Desconozco el contexto de Galicia, puedo decir que tengo la impresión de que el gallego siempre ha estado más dispuesto a salir fuera y aquí hemos sido y seguimos siendo más endogámicos. La identidad se da quizá de manera más natural. En cualquier caso, hay que tener mucho cuidado con la exportación de modelos. Si me acerco a un chico en Doha para convencerlo de que la de deportista de élite puede ser su profesión, le va a sonar a chino. Allí se hizo un estudio y el deporte no aparecía entre las profesiones que más le gustarían para sus hijos. En Ecuador, me reúno con unos padres para decirle que quiero incluir a su chaval en un programa de desarrollo de talento y no me dejan terminar y ya me dicen que me lo lleve, sin preguntar más. En la Real Sociedad, cuando te acercas a la madre, porque aquí funciona más el matriarcado, sientes que hay un mandato; que lo del escudo está muy bien, pero que hay que pensar en el futuro del chico. Me he encontrado en lugares donde si el chico no quería estudiar no pasaba nada, lo importante era que jugara. Aquí no. Aquí no dimitimos del chaval, queremos que termine la ESO y luego haga un ciclo de FP si no quiere seguir con el bachillerato. En Almería sí dimití de eso, y me llegaba al alma ver estiramientos pasadas las doce de la noche. Los chicos acababan de entrenar mañana.

—La relación entre los clubes, las familias y los agentes ha variado mucho en los últimos años. ¿Cómo percibe la situación actual?

—Cuando cogí el División de Honor, llegué con una creencia limitante: la de que los padres, cuanto más lejos, mejor. Quieres eliminar ruidos, ocultar ciertos miedos. Pero la formación es una inversión que no está relacionada solo con el dinero, también con el tiempo y el espacio que puedes dar a los entornos del chico. El familiar, el académico, el social… Ahí tienes la base de la pirámide en un proceso de desarrollo. En la punta estarán las capacidades del jugador, pero a la base hay que dedicarle muchos recursos. La madre, el padre, los agentes… Nos guste o no. A mí no me parece ético que los niños de doce años tengan agentes, porque a esa edad no hablo de periodistas, albañiles, arquitectos, pero sí hablo de futbolistas. Y los tratamos como profesionales. Ahí apelo a la ética, pero para hacerlo necesito que sean parte de mi trabajo, no puedo dejar al margen a una familia que ha decidido ser asesorada. Los contratos mismos son un condicionante: firmas por un máximo de dos años y ya estás invitando al chico a que en esos dos años haga algo destacable. Pero dos años no es nada en un proceso de desarrollo. Aquí apelamos a la estabilidad como modelo. Sin estabilidad no habrá frutos, porque el joven va a estar siempre más cerca del error que de hacerlo bien. Por eso invertimos tanto tiempo en que los padres entiendan qué hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos.

—Al entorno inmediato del chico hay que añadirle otros nuevos con el despunte de las redes sociales. ¿Cómo lo gestionan en el club?

—Las redes están ahí y han venido para quedarse y desarrollarse. No es inteligente vivir al margen de ellas. Acabamos de tener una formación sobre cuidado y acompañamiento de los menores y nos hablaban de esos chicos que posiblemente tienen una cuenta A para que vean sus padres, una B para los amigos y una C para ir de tapado. En eso también hay que hacer un acompañamiento. Insisto: vamos a invertir en el entorno.

—De esas redes sociales proceden varios componentes de su equipo de trabajo.

—No tiene nada que ver. Ahí hablamos de gente vocacional a la que antes de las redes ya les gustaba mirar el juego. Dentro de las unidades que teníamos que reformar cuando llegué estaba la de reclutamiento. Necesitábamos descentralizarla; siempre habíamos estado diciéndonos las cosas y hablando de lo mismo entre los mismos. Entendimos que era bueno que nos miraran desde fuera, que eso nos ayudaría a ser más fieles a nuestra identidad, a corregir las posibles imperfecciones del modelo. Con esa idea, yo abogo por la especialización. A finales de los 90 estaba muy bien visto el hombre orquesta, pero ahora estamos a otra cosa; a una especialización que yo prefiero que sea vocacional, que nos lleve a apasionarnos por lo que sucede en cualquier rincón del mundo y puede generar algo aquí.

—Hablaba de los contratos para canteranos. ¿Cree que las normativas actuales son justas con los clubes que invierten en formación?

—Lo que creo es que nos deberíamos sentar todos los clubes para analizar esto porque hay mucho que mejorar. En España lo que hacemos es respetar licencias. Si el jugador ha estado contigo seis o siete años, cuando termine su licencia se podrá ir a otro club sin dejar ningún beneficio por lo invertido en formarlo. En el fútbol español no somos nada generosos ni solidarios, vivimos la ley de la oferta y la demanda de una forma egoísta y agresiva. Necesitamos asimilar mejor los derechos del menor y las obligaciones de los clubes dentro del plan de desarrollo. En el fútbol francés, por ejemplo, tienen una normativa propia mucho más considerada con los clubes de formación. Aquí nos agarramos a la normativa FIFA; al 5 %. En la Real Sociedad tenemos algún detalle, y eso está muy bien, pero no sé si es lo que me gustaría que me hicieran a mí. Ofrecemos al club un contrato de ganar-ganar. Con porcentajes si el jugador llega al primer equipo o si hay un traspaso posterior. Pero eso es lo mínimo que se puede hacer, nada extraordinario. Falta generosidad y tenemos que sentarnos a hablarlo.

—¿Cuánto invierte la Real en su cantera? ¿Cuál es el gasto en técnicos para la base, por ejemplo?

—No voy a hablar de números. Aquí no llega gente a entrenar al infantil pensando en subir hasta dirigir al División de Honor. En los últimos diez años, hemos conseguido que hasta un 60 % de los entrenadores de la etapa 1, que va de los 13 a los 17, hayan sido docentes. Priorizamos que además del título de entrenador tengan el de magisterio. En cada etapa queremos especialistas que nos ayuden a gestionar la situación específica que va a afrontar el chico; y a partir de ahí, los remuneramos en consecuencia. En este período, el club ha invertido 80 millones de euros en transformar el estadio, hemos podido ir al mercado a reforzar la plantilla, y gastaremos otros 30 millones en reformar la ciudad deportiva. No nos planteamos cuánto cuesta el jugador que llega al primer equipo; es al revés: explotamos al máximo las vías para que llegue porque conocemos el coste que tiene. En las últimas tres temporadas han debutado en ese primer equipo treinta futbolistas de la academia. Su media de estancia en el club es de once años. Conocemos el coste, pero eso refuerza el desafío: cada temporada tiene que haber un futbolista de la academia en el primer equipo. Todas las generaciones tienen que estar representadas. Y estamos jodidos porque no hemos consolidado a ninguno del 98, o porque recientemente no hemos logrado subir un portero. Gastamos millón y medio de euros en clubes convenidos, pero es algo que tiene más que ver con el sentido identitario que con ninguna base jurídica que nos dé prioridad sobre los futbolistas, porque eso es papel mojado. Vamos más allá del precio del dinero, invertimos en cultura y tradición. No pensamos en lo que arriesgamos; confiamos en que las familias confíen en nosotros y tratamos de estar a su altura.

«Nuestro triunfo es el modelo, no el jugar en Europa»

El éxito del proyecto de la Real Sociedad tiene traducción en el primer equipo, que hoy ocupa una de las plazas que permitirían participar en Liga de Campeones la próxima temporada.

—¿Cuál es el peso de Imanol Alguacil en todo esto?

—La importancia de Imanol es absoluta. Es un chico de Orio que ha vivido lo que significa el Sanse, el primer equipo y lo que significa que te den la baja porque alguien piense que no estás para la Real Sociedad y tienes que ir a buscarte la vida. Y después de eso, ha vuelto para entrenar a juveniles y al filial. Y tuvo la humildad de coger el primer equipo con la condición de volverse, y eso le dio seguridad y le permitió mirar el circo romano desde otra perspectiva. Todo es un proceso. En el 2018 buscábamos una vuelta de tuerca a nuestro modelo, basado en el pase, al que faltaban herramientas como las transiciones, las alturas de bloque o las defensas de área. No buscábamos un nombre, sino un perfil. Lo que le ha sucedido a Imanol le ha valido para ser el que es hoy, para naturalizar el Santiago Bernabéu, por ejemplo. Pero a partir de aquí, no sé si cuando entrene al Liverpool, o al equipo al que le dé la gana, porque podrá hacerlo, va a pedir jugadores jóvenes o jugadores buenos. Este proyecto es muy específico, con una carga cultural muy importante, y en él creemos todos. Como dije, copiar y pegarlo en cualquier otro sitio no iba a ser sencillo.

—Al proyecto de la Real Sociedad le acompañan los resultados. ¿Cree que sería sostenible ante un fracaso competitivo?

—Pues no tengo idea de si vamos a poder seguir trabajando con la proporción 80-20, porque Guipúzcoa tiene 700.000 habitantes y 5.000 natalidades al año. Quizá en algún momento haya que cambiar, pero debe ser de manera consciente. Me gustaría que el éxito fuera el proceso, no la consecuencia. Que entendamos que el triunfo está en el modelo, no en jugar en Europa. Que no nos pongamos nerviosos si un chaval de aquí sale a jugar al Bernabéu, aunque perdamos. Porque ese momento de no ganar va a llegar seguro; habrá una temporada en la que no nos clasifiquemos para disputar competiciones europeas. Y también ahí tendremos que estar satisfechos por cómo trabajamos. Esto es deporte y tenemos que emocionar a nuestra gente, pero me gustaría que nuestra gente se sintiera orgullosa de lo que sucede antes de llegar al estadio. Quisiera que esto que está sucediendo hoy sirva para que se reconozca lo realmente importante.

—Cuando llegó a Anoeta inició una reforma sobre lo que ya existía. ¿Cómo han logrado convivir lo nuevo y lo antiguo?

—Aquí juntamos distintas maneras de ver las cosas, pero la línea es única. Dentro de esa línea hay espacio para la discusión. Una de mis preocupaciones es el impacto del relato. Trabajamos con nueve unidades de desarrollo y queremos que tengan transversalidad de arriba a abajo para ser más conscientes de que las cosas suceden de abajo a arriba. Para nosotros, la transición no se produce del segundo al primer equipo. El segundo equipo es la reina de la casa, pero la transición se produce en cada paso. Si esperamos al segundo equipo para valorar la transición no hemos hecho un buen proceso de desarrollo. Es cuestión de estar cerca, gestionar personas y generar momentos de encuentro. La gente tiene que conocer la importancia de su participación, saber la trascendencia de lo que hace. Yo no he podido implementar todo lo que me habría gustado, he tenido que adaptarme para conseguir que esto fluya. Los procesos de cambio generan resistencias, negación, y tienes que razonar para que quienes estaban vean que los nuevos van a ayudar. En el fútbol tiendes demasiado a rodearte de gente de tu palo, nos cuesta cambiar. Es un deporte al que le cuesta evolucionar y al mismo tiempo le falta estabilidad. Los proyectos duran hasta el lunes, o hasta el domingo a las 7. Cuanta más gente buena tengas a tu alrededor, mejor será tu desarrollo; y en el fútbol hay que aprender a valorar que ese que está a tu alrededor te toque el hombro y te diga que estás equivocado. Si no, no evolucionas. En el fútbol he hecho amigos, pero no tengo muchos amigos del fútbol. Esta organización no tiene que estar relacionada con la amistad, sino con los conocimientos.

—El perfil del futbolista ha evolucionado, dando mayor importancia al terreno físico. ¿Cómo influye eso en su trabajo?

—Las capacidades condicionales son claves. Los millones de euros tienen mucho que ver con el pico de velocidad, nos guste más o menos. Evito las discusiones sobre qué es más importante, creo que lo importante está en la mezcla. Yo era un porterito de metro setenta y seis y tuve la suerte de encontrarme con Juanma Lillo y que me invitara a jugar quince metros más adelante. Por eso pude llegar a Primera División. El juego ha evolucionado y en una academia estamos obligados a estar a la altura de la demanda. Porque al final todo es desde dónde miras la élite, la demanda te la pone el adversario y la evolución del fútbol. Lo de que el portero está para parar, por ejemplo, no lo entiendo. Efectivamente, su última acción es la parada, pero está para más, para ser once y no uno más diez; dar respuestas a las responsabilidades que te exige el juego. La competición te pone en unos umbrales en los que ya no perdona.

—¿Y cuál ha sido el impacto de las nuevas técnicas de análisis de datos?

—En ese aspecto físico, es alto. Vemos que seleccionar velocidad es coger un atajo, porque el elegido va a poder solucionar cosas que no necesita dárselas el entrenador o su entendimiento del juego. Pero aquí no empleamos perfiles predeterminados, nuestro proceso de selección no es tan extenso como para permitirnos dejar fuera a elementos que en otro lugar quizá no encajarían. Le damos importancia a lo condicional porque lo demanda la élite, el oponente. Para nosotros, el dato es consciencia, nos dice qué hacemos, y lo empleamos de arriba a abajo. Nos ayuda a evaluar y a poner en marcha nuestro programa de mejora individual. No nos vamos a cargar a nadie si tiene 12 años y no corre a 33 por hora, pero sí queremos saber a qué edad empieza a correr a 33 por hora cada uno.

—El carácter escapa al dato. ¿Cómo se modela ese aspecto? ¿Cuánta atención le dedican?

—Lamento que no hayamos invertido demasiado en el desarrollo de liderazgos. Tenemos la fatal comodidad de que el entrenador de turno elige un capitán y ese es ya para siempre. No sé el motivo de elegirlo; aquí suele estar relacionado con el trabajo y la honestidad, por ejemplo. Hay que buscar liderazgos, una capitanía no tiene que ser para siempre. Hay que invertir más en generar liderazgo en los chicos, porque al final del trayecto se van a encontrar ante el precipicio, y ahí les vamos a pedir personalidad, temperamento, carácter, temple, decisión… Muchas cosas que les estamos escondiendo en el camino. Hay que saber qué hacer para que manifiesten esas características; si dejamos o no fluir a los gallos. Capitán solo va a haber uno, pero quiero que todos asuman responsabilidades.

—¿Cómo es su relación directa con los integrantes del equipo?

—Creo que lo que puede perturbar mi relación con los demás tiene más que ver con mi personalidad que con la del resto. No soy el tipo más sociable y de ahí parto. Pocas veces voy a comer o cenar por elección con gente relacionada con la profesión.

—¿Lo hace para evitar conflictos personales a la hora de tomar decisiones?

—Puede ser. Reconozco que me alejo con la intención de no condicionar que las cosas puedan fluir. Por si acaso. Me mantengo más al margen de lo que me gustaría.

—¿Se ve atado a la Real mientras le dejen?

—Siempre he defendido que, en la gestión, los períodos de más de tres años pueden hacerse demasiado largos. Estoy feliz como parte de algo que me motiva y en lo que creo. Algo que está teniendo cierto éxito. Y no me planteo más allá. He tenido algunas dudas, pero no respecto a otras posibilidades, sino en cuanto al impacto que mi trabajo pueda tener.

—Es además padre de futbolista. ¿Cómo percibe su carrera? ¿Qué opina de su contribución en el Deportivo?

—Con mi hijo mantengo una relación extraordinaria, pero no mezclamos demasiado las cosas. Tiene un alto compromiso con su profesión y en un momento de su carrera decidió que no iba a jugar en Primera en Europa ni esperar ofertas de Segunda en España, que se iba al Dépor. Ese es Róber, con su nivel de determinación. Y sobre su contribución… Me llama la atención que el análisis de un jugador no se haga desde el contexto, el dónde juega, para qué juega. El Deportivo está en una situación particular. Construir energía en base a lo que tenemos nosotros, ilusión y esperanza, es sencillo. Hacerlo en base a necesidad, es jodido, porque se asciende un día y es complicado pretender hacerlo cada día de cada temporada.


8 COSAS QUE TODO PREPARADOR FÍSICO DE FÚTBOL DEBE SABER


Ser preparador físico de fútbol hoy en día atañe mucho más que mandar correr una vueltas al campo y dirigir los calentamientos. Implica conocer muchos más del futbolista y de su preparación. En este artículo enumeramos 8 cosas que todo preparador físico de fútbol debe conocer hoy, y mañana. 

Desde la irrupción de Paco Seirul-lo y su metodología de trabajo en el FC Barcelona, la labor del preparador físico cambió para siempre. Su metodología hizo que se replanteara todo lo que se venía haciendo hasta el momento en la preparación de los futbolistas, que se fundamentaba mayormente en la preparación de deporte individuales como atletismo o halterofilia. 

Hoy en día, el preparador físico es un elemento fundamental, sobre el que muchas veces gira gran parte de los trabajos de los staff técnicos, ya que de alguna manera es el encargado de ayudar a delimitar las cargas de trabajo que el entrenador plantea, pone a  punto al equipo en base a lo que el juego demanda y es el encargado de llevar a cabo la recuperación final individual del jugador. 

Sin escapar del juego y de su entendimiento, el preparador físico de fútbol, debe ser capaz de entender y dominar ciertas habilidades que abarcan desde la comprensión del esfuerzo humano, hasta la relación de este con su entorno. 

Siguiendo esta línea proponemos un lista de 8 cosas que debe dominar.

1. Anatomía y fisiología, claves en el preparador físico de fútbol

Uno de los pilares de cualquier preparador y entrenador, en cualquier deporte. El fútbol no es ajeno a ello. La labor del profesional debe estar basada en el entendimiento de los pilares que ofrecen la anatomía y la fisiología del esfuerzo, para saber de que manera los elementos externos, en este caso el fútbol, influyen sobre el organismo. 

Conocer a fondo estas dos disciplinas, ayudarán a entender mejor, que ocurre en el organismo, ante la aplicación de carga y de recuperación, así como también en la prevención y recuperación de las lesiones.

2. Conocimiento del juego

El preparador de hoy en día debe conocer el juego. Saber observar y leer dentro de un gran mapa como es el campo de fútbol. Es imposible saber programar cargas adecuadas, adaptadas al modelo de juego que nuestro entrenador desea, si no se tiene una comprensión del juego y de sus manifestaciones en los jugadores. 

Hoy en día ya no sirve con hacer correr a los jugadores a 2.50 el km para trabajar su potencia aeróbica. Ni tampoco sirve con hacerlos subir infinidad de escaleras para trabajar la fuerza específica de piernas. Esos métodos pertenecen al pasado. 

Los jugadores de fútbol se relacionan con este entorno, y su cuerpo responderá de forma diferente ante diferentes puestos y ante diferentes propuestas de trabajo táctico. Por eso, el preparador, debe ser consciente de que la carga de trabajo, tendrá una gran parte de componente táctico. 

3. Psicología y liderazgo

Junto con el entrenador, el preparador forma parte de un cuerpo técnico multidisciplinar, en lo que podríamos definir como un grupo de trabajo líder. El cuerpo técnico es el encargado de llevar al equipo a buen puerto. Un capitán que se compone de múltiples lideres que ejercerán su influencia de diferentes formas. 

Tener claro como comunicar y aplicar técnicas de psicología básicas a la hora de comandar un grupo, ayudará a que lo que se plantea obtenga el resultado deseado. El preparador debe saber como explicarse y como entenderse con un grupo de 20 o 25 personas a las que tendrá que proponer diariamente propuestas de trabajo que le ayuden a mejorar. 

Estas propuestas deberán estar basadas en la confianza en la persona y no bajo la imposición. 

4. Comunicación

La comunicación verbal y no verbal es fundamental a la hora de transmitir en un preparador físico de fútbol. Pedirle a los jugadores que realicen un rondo con intensidad, mientras nosotros estamos en el banquillos sentados ojeando el teléfono, nunca provocara que el jugador se motive. Sin embargo, pedir intensidad y transmitir esa intensidad con nuestras palabras, tono de voz y gestos si ayudará a que el jugador consiga lo que nosotros buscamos. 

Al fin y al cabo se trata de una cuestión de actitud ante el jugador, de mostrarnos comunicativos, de expresarnos de manera que el jugador nos entienda y nos escuche. 

5. Saber escuchar

Ligado con saber comunicar, esta implícitamente saber escuchar. En muchas ocasiones pecamos de imponer nuestras ideas, pero no conocemos o no tenemos feedback de lo que esto representa en los demás. Saber escuchar al jugador, desde el punto de vista de él, desde sus sensaciones en el entrenamiento, en el entendimiento de las propuestas que hacemos, es básico para poder ir adaptando nuestro entrenamiento a cada grupo de trabajo y jugador. 

6. Empatía y flexibilidad

Los métodos cerrados no suelen dar buenos resultados. O por lo menos a largo plazo. La capacidad de ponerse en los zapatos de los demás y ser flexibles a la hora de adaptarse a cada grupo es fundamental. El método de trabajo que funcionó en un equipo no tiene porque funcionar necesariamente en otro. Los jugadores, contextos y objetivos son otros. Por eso, nuestra labor debe estar basada en ser flexibles y adaptarnos a cada grupo. 

7. Tener en cuenta el contexto

No todos los equipos son iguales, ni todos los clubes son iguales. Por eso, el preparador físico de fútbol no será igual. Unos lucharán por no bajar, otros por ser campeones. Unos los harán en preferente y otros en primera división. El contexto y las condiciones determina nuestro trabajo. Desde la elaboración de una temporada, pasando por el microciclo, hasta la relación con los jugadores. En unos existirán muchos medios, en otros serán escasos. Ser capaces de adaptarse a cada contexto y entender que se necesita en cada uno de ellos será un arma fundamental para poder trabajar con visión y tranquilidad. 

8. No ser protagonista

Por ultimo y no menos importante, el preparador debería huir del protagonismo. Esto implica no creerse el más importante del staff. Si bien elabora un trabajo importante, se encuentra dentro de un grupo de trabajo en lo que cada uno realiza una función esencial. Al igual que una bici no puede funcionar solo con los platos delanteros y necesita los traseros, el preparador físico de fútbol, pertenece a una cadena en la que junto a entrenador, fisios, utilleros, psicólogos o nutricionistas, ponen a punto al único protagonista en esta obra: el futbolista. 


Tom Vachet: trabajando el físico en la playa


Preparadores físicos hay decenas de miles. Pero si un jugador de baloncesto profesional como Jaime Fernández coge exclusivamente un avión desde España a Estados Unidos para trabajar con un preparador personal está claro que no es para hacerlo con uno del montón. Fernández quiso trabajar con Tom Vachet, ex-marine convertido en una eminencia de la preparación física tras ayudar a alcanzar su mejor versión física a jugadores de baloncesto, fútbol americano o hockey hielo además de peleadores de MMA (artes marciales mixtas), militares, policías…

Su salto a la fama ante “el gran público” se produjo gracias a una serie de videos en internet en la que se mostraba el trabajo físico que Vachet programó en las playas de california para la estrella de la NBA Goran Dragic.

¿Por qué en la playa en vez de en el gimnasio? Vachet defiende que hay que realizar entrenamientos duros para estar preparados para la competición. Él descubrió la dureza del entrenamiento en la playa en sus días en el ejército. El experimentar en “sus carnes” dicha dureza propició que empezará a entrenar con sus chicos en la playa. Además, afirma, entrenar al aire libre es para mayoría de sus deportistas más estimulante.

Nadie duda de que el salto físico que logró Dragic trabajando cada verano con Vachet fue clave para conseguir firmar hace unas semanas un contrato de 5 años con los Miami Heat a cambio de 90 millones de dolares.

Pepe Laso (entrenador legendario del baloncesto español y padre del actual técnico del Real Madrid Pablo Laso) lo definió en una entrevista como «el mejor preparador físico que hay hoy día.» Ahondo más en el trabajo de Vachet diciendo que «este es un tío que cobra 100 dólares la hora y coge a 5 y luego otros 5. Solamente es verle mandar el ejercicio. Y podéis ver el físico que tiene. No coge una pesa y no corre por ahí. Todo contra su cuerpo.»

Y es que Vachet huye de la las sesiones recargadas de herramientas y máquinas. Como máximo balones medicinales, bancos o sencillas plataformas inestables (no hace falta un BOSU) para el trabajo propioceptivo es suficiente. Eso si, lo que nunca le abandona es su inseparable cronómetro.

Su trabajo se centra en la prevención de lesiones y en la mejora del rendimiento físico. Este trabajo les ha servido a algunos profesionales para exprimir unos años más su carrera deportiva o a volver al máximo nivel tras una lesión. Que se lo pregunten a Derek Fischer, a quien su trabajo con Vachet le ayudó a jugar al máximo nivel en la NBA hasta los 39 años.

Quienes entrenan con él también afirman que sus programas de entrenamiento diseñados para llevar al límite el cuerpo también producen una mejora de la capacidad mental. “Si soy capaz de finalizar este workout, puedo con cualquier cosa”.

A continuación algunos de los puntos claves que el propio Tom Vachet ha compartido sobre su método:

Hay que plantearse una buena nutrición y olvidarse de dietas basadas en la reducción de comidas. No se puede rendir física o mentalmente con el depósito vacío. Es bueno realizar una pequeña comida equilibrada (con predominio de hidratos de carbano) una hora antes del entrenamiento. Inmediatamente después de la sesión es beneficiosa otra pequeña ingesta de alimentos (especialmente proteínas) ya que el músculo está en fase de construcción.

El consumo de pequeñas comidas a lo largo del día provoca que el metabolismo esté alto y se quemen más calorías. Saltarse comidas pone al cuerpo en modo conservación de energía, lo que anima a almacenar grasa. Además no hay que olvidar que una correcta hidratación es parte fundamental de la nutrición.

Hay que olvidarse de la báscula. Transformar grasa en músculo puede llevar al mantenimiento del peso o incluso al aumento. Mejor guiarse por la talla de ropa.

Siempre comenzar un programa de acondicionamiento por la flexibilidad. Es importante para prevenir lesiones e incrementar la fuerza. Las correcciones posturales también son cruciales para evitar dolores. Equilibrio y estabilidad también son claves. Además se debe trabajar el core (núcleo) del cuerpo. Y por último también es recomendable potenciar el entrenamiento inestable, ya que se quema hasta un 30 % más de calorías.

Hay que evitar en la medida de los posible los impactos. Nadar, andar, bicicleta, elíptica… Correr por la playa también es otra una opción interesante. Cuando haya impacto, que sea limitado. Vachet afirma haber utilizado con mucho éxito un programa de 12 minutos con sus atletas: 4 calentamiento, luego 30 segundos de intensidad fuerte de carrera combinados con 30 de recuperación. Finalmente un enfriamiento. 12 minutos increíblemente bien aprovechados. Se queman muchas calorías y se va hacia un cuerpo compacto, delgado pero a la vez musculonso.

Por último, el descanso. Fundamental. En off season planifica 3 días de entreno muy duro para sus atletas a los cuales siguen 4 días de descanso (mas bien de descanso activo, no pasarse el día en la cama).


Mike Mancias: De Jordan a Lebron


Desde pocos meses después de ingresar en la NBA (en 2003), Lebron James cuenta con su propio preparador personal: Mike Mancias. No se puede llegar y permanecer en la élite de una competición tan exigente desde el punto de vista físico como la NBA descuidando la preparación.

En sus inicios en el baloncesto profesional Lebron reconoció no cuidar ni su alimentación ni su preparación física, hasta el punto de que habitualmente comía hamburguesas e incluso, en ocasiones, se olvidaba de vendar sus tobillos antes de jugar.

Lo anterior ya es cosa del pasado, y en este salto de calidad ha sido clave un Mancias inseparable de Lebron durante ya varios años. Ahora James come mejor, descansa más (la siesta es sagrada) e incluso hace trabajos complementarios como el yoga. Y a lo largo de toda la temporada, pero especialmente en el periodo de tiempo que transcurre entre temporadas (desde junio hasta octubre no hay competición oficial), Mancias también desarrolla para él un programa de preparación personalizado que incluye trabajo de propiocepcion, potencia de piernas, agilidad, multisaltos…

Graduado en Health Education en la Universidad de Texas-Pan American, Mike Mancias comenzó su carrera profesional trabajando en el equipo de baloncesto masculino de su propia universidad. Sus ganas de crecer le llevaron a contactar con preparadores físicos de reconocido prestigio que le abrieron las puertas a trabajar en campus pre Draft y en algunas ligas de verano de la NBA.

El momento clave de su carrera profesional se produjo con la llamada en 2001 del prestigioso preparador Tim Grover para ayudarle a trabajar en el regreso a las canchas de Michael Jordan como jugador de los Washington Wizards. Ahí Mancias comenzó a aprender como trabajar con jugadores de primer nivel, lo cual no hay duda que le ayudaría a posteriori en su carrera. Reseñar que Sir Air acabó satisfecho con su trabajo, hasta el punto de que escribió una carta de recomendación para él… la cual Mancias, como habríamos hecho cualquiera, enmarcó.

Mancias fue contratado por Cleveland Cavaliers como assistant athletic trainer en 2005, dedicándose especialmente al tratamiento de lesiones (prevención, tratamiento y rehabilitación). También fue el encargado de desarrollar un protocolo de correcciones posturales, ejercicios de mantenimiento y ejercicios de prevención para todos los jugadores de la plantilla NBA.

Poco después de unirse a los Cavs Mancias comenzó a ser también el preparador físico personal de Lebron, lo cual le llevó por ejemplo a viajar con la selección USA en 2008 y 2010 y a cambiar Cleveland por Miami en 2010 tras el fichaje de James por los Heat. En la vuelta de Lebron a Cavaliers le acompañó también.

No hay duda de que la confianza de Lebron en Mike Mancias es plena. “Para muestra un botón”. A mitad de la primera temporada de su segunda etapa en los Cavs James no conseguía desplegar todo su potencial lastrado por diferentes problemas físicos. Necesitaba pequeños reajustes físicos que le permitieran recuperar su mejor versión. Para ello Mancias y James viajaron y permanecieron durante 2 semanas en Miami (buscando un clima más cálido que el de Ohio) en el que realizaron un programa de rehabilitación centrado principalmente en espalda y rodillas. Y funcionó, ya que Lebron tras los pequeños reajustes realizados elevó el nivel hasta el punto de que únicamente los Golden State Warriors de Stephen Curry evitaron que el anillo 2015 se quedará en la Cleveland de James… y Mike Mancias.


Entrenamiento en deportes de equipo: el entrenamiento optimizador en el Fútbol Club Barcelona



COMPETENCIAS: DESDE LA EDUCACIÓN FÍSICA AL ALTO RENDIMIENTO. Ponencia Francisco Seirul-lo de Vargas, Congreso de EF Barcelona 2012